Jesús Jiménez García es el Presidente de la Hermandad de Santa Bárbara de Beriain, la única que, todavía hoy, venera a la patrona de los mineros en Navarra.
Dicen que sólo nos acordamos de ella cuando truena, pero está claro que, como en todo, hay excepciones para confirmar la regla. “Me tocó hace muchos años en una rifa que hacemos coincidiendo con el día de nuestra Patrona. Desde entonces, no hay semana que mi mujer no le ponga una flor a esta preciosa talla. Para mí Santa Bárbara lo es todo”. Quien habla así de la patrona de los mineros es Jesús Jiménez García, minero jubilado y presidente de la navarra Hermandad de Santa Bárbara de Beriain.
Como otros cientos de trabajadores, Jesús llegó a Navarra, procedente de Jaén, en 1977, atraído por la oportunidad laboral que ofrecía Potasas y su explotación minera, situada en las faldas de la Sierra del Perdón. Empezó de peón especialista y acabó, veinticuatro años después, de oficial de segunda. “La mina supuso una mejora para todos, una vida más confortable. Aquí vino gente de Asturias, de Andalucía, de León, de muchas partes. Jesús cuenta su experiencia mientras saluda, una tras otra, a todas las personas que se cruzan en su camino. Se nota que es un hombre querido y respetado, y no sólo por su cargo en la hermandad. Ha sido miembro de la junta de la agrupación deportiva Iruntxiki de Beriain, entrenador de fútbol sala para niños, árbitro en el Trofeo Boscos… “Yo no puedo estar parado, necesito estar activo. Lo que hace falta es que alguien me tome el relevo. El día que yo no esté no sé que va a pasar”.
A Jesús le preocupa el futuro de la Hermandad de Santa Bárbara. A pesar de que el patrón de Beriain es el Santo Cristo del Perdón, no hace tanto tiempo, el día de Santa Bárbara era una jornada festiva en esta localidad, nacida al albur de la mina de potasa. “Ese día aquí no trabajaba nadie. No sólo paraba la mina, las fábricas y los comercios cerraban por completo. Era un día de fiesta total”.
Hoy, es él el que se encarga, año tras año, de renovar y dar lustre a la festividad en Beriain. Con el apoyo del Ayuntamiento, de varias firmas locales y de Fundación Geoalcali, desde 2014 se han podido recuperar muchos de los actos que vuelven a llenar la jornada festiva, desde el punto de la mañana hasta el anochecer.
Cada 4 de diciembre, Gaitas, txistus, una comida popular, el baile y, por supuesto, la procesión que recorre las calles de la antigua Potasas de Navarra ocupan por entero el programa de actividades de ese día en Beriain. En el acto central, cuatro mineros o familiares de trabajadores de aquella explotación, vestidos con el traje de faena, cascos y linternas incluidas, alzan sobre sus hombros una talla que en conjunto supera los 80 kilos de peso. “Yo me acordaba de ella cada vez que bajaba al tajo, por eso la quiero tanto”. A Jesús se le empañan los ojos cuando habla de esta santa a la que tantas veces pidió protección para él y sus compañeros mientras la observa descansando en el interior de su ermita.
Situada en pleno centro urbano, esta pequeña y coqueta gruta artificial, construida a modo y manera de un tajo minero, necesita una remodelación urgente. La humedad está haciendo mella en las paredes. “Hemos hecho un apaño para que no se filtre el agua pero hay que sellar las juntas”. Jesús mira con preocupación el estado de la casita que alberga a su querida Santa Bárbara. También ella necesita un relevo para sus cuidados, como el oficio de minero. “La gente está deseando que vuelva la mina. Hace falta trabajo y hay que apoyar al proyecto de Geoalcali. Si a mí me dijeran, con otra edad, lógicamente, que tengo que entrar de nuevo, lo haría encantado. Todo lo que tengo se lo debo a la mina”.